Por Lalo Vázquez.
23 de agosto de 2011.
¿Cuántas veces nos hemos visto limitados en nuestras actividades escolares y sociales por la ausencia de una computadora? Dependiendo del caso, el número de veces puede variar, pero sin duda alguna, por lo menos más de una ocasión hemos estado al bordo de un colapso nervioso. En las tareas académicas, aunque existan las bibliotecas físicas, nos hemos malacostumbrado a googlear los temas y asuntos competentes de nuestra carrera; el caso se agudiza cuando no verificamos las fuentes de la información consultada.
Cuando utilizamos internet para ocio y el entretenimiento (que la mayoría de las personas lo hacen) entramos en una interacción global con otros cibernautas. Los temas que se desarrollan en las largas pláticas son de una variedad infinita: Desde relaciones sentimentales y sexuales, hasta el simple hecho de estar compartiendo vídeos de youtube donde personajes que parecen salir de un planeta lejano, nos entretienen con sus absurdas acciones; no nos quejemos después del contenido de la televisión abierta mexicana, donde sujetos como el creador del “fuaaa” aparecen a cuadro; nosotros contribuimos a la construcción de esos monstruos garrafales.
Sin más preámbulo, daré una opinión acerca de la lectura realizada a unos capítulos del libro de Nicholas Carr, titulado “Superficiales o qué esta luciendo internet en nuestras mentes”, de la editorial Taurus. La lectura aborda principalmente una consecuencia que internet esta causando a los usuarios; en muchos casos ya no es posible tener la misma concentración en un texto largo impreso en papel, muchas personas han suprimido esa cualidad por dar demasiados clics en los hipervínculos de páginas web, donde la información se encuentra resumida al máximo y en vez de leer todo de pies a cabeza, nos limitamos a consultar solo la parte medular del texto digital, sin revisar la veracidad de las palabras contenidas.
Muchas personas han estado a favor y en contra del avance tecnológico, no sólo de internet, sino de los medios de comunicación masiva (radio y televisión). “Los términos de la discusión han sido prácticamente iguales para cada medio informativo nuevo, retrayéndose al menos hasta los libros salidos de la imprenta de Gutenberg. Los entusiastas, con motivo, alaban el torrente de contenido nuevo que libera la tecnología, y lo ven como una señal de democratización de la cultura. Los escépticos, con motivos igualmente válidos, condenan la pobreza del contenido, observándolo como una señal de decadencia de la cultura. El Edén abundante de una parte es la inmensa tierra baldía de la otra”
.
Ni moros ni cristianos, a mi juicio el uso de las nuevas tecnologías puede aprovecharse al máximo sin descuidar el contenido de nuestros trabajos. Las querellas entre entusiastas y escépticos son tan ridículas como las peleas entre palestinos y judíos; no podemos satanizar el uso de las nuevas tecnologías ni tampoco elevarlas hasta el reino de los cielos. La utilidad de un libro impreso es tan vigente como crear un blog donde podamos verter nuestras opiniones acerca del mismo. Teniendo las habilidades necesarias, podemos fusionar ambos mundos (análogo y digital) con el objetivo de construir mejores sitios web, con mejor información y fuentes confiables.
“Lo que no ven ni los entusiastas ni los escépticos es lo que McLuhan sí vio: que, a largo plazo, el contenido de un medio importa menos que el medio en sí mismo a la hora de influir en nuestros actos y pensamientos”
. Marshall McLuhan fue un académico nacido en Edmonton, Alberta, Canadá en 1911. Estudió Literatura Inglesa en la Universidad de Matinoba y se doctoró a los 31 años en Cambridge. Una de sus obras más afamadas titulada “Comprender los medios de comunicación: las extensiones del ser humano”, explica la magnificencia con que los medios de comunicación han cambiado la vida de los seres humanos.
Lo que McLuhan postula es la disolución de la mente lineal. Ahora los nuevos medios de comunicación han desplazado y fragmentado la manera en que absorbemos información; la lectura, de cierta manera ha dejado de ser la única fuente por la cual nos mantenemos informados de los hechos que nos rodean. Portales como youtube han sido aprovechados por las grandes empresas de medios de comunicación (televisión, radio, periódicos) para extender sus vías de información; las notas informativas que solemos leer en los medios impresos, en la actualidad, podemos escucharlas y verlas a través de sitios web. La narración de la información es apoyada con vídeos donde se ilustra mejor los hechos noticiosos; gracias a los multimedia podemos realizar mejores trabajos periodísticos.
Denostar los beneficios que ofrece los multimedia equivale a cerrarnos las puertas por nuestras propias manos. Tal como afirma Marshall McLuhan, no es tanto el contenido de los nuevos medios de comunicación lo que nos influye, sino los medios en sí mismo. Las ventajas que nos ofrecen nos seducen a utilizarlas con más frecuencia, ya sea por su facilidad, rapidez o sencillez de uso. Habría que echar un vistazo al papel que tuvieron las redes sociales como Facebook en la revuelta de Egipto; gracias a ello se quitó del poder a una dictadura que reprimió a su pueblo durante un poco más de tres décadas. Me pregunto las consecuencias si en los tiempos de Porfirio Díaz hubieran existido Facebook y Twitter.
“Nuestra respuesta convencional a todos los medios, en especial a la idea de que lo que cuenta es cómo se los usa, es la postura adormecida del idiota tecnológico... el contenido de un medio es sólo el trozo jugoso de carne que lleva el ladrón para distraer al perro guardián de la mente”
. Entrenemos pues, mejor a nuestro “perro guardián” mental.
“La principal contribución de la tecnología a los negocios funky está en la creación de sistemas de comunicación e información. El impacto de la TI esta omnipresente. Hoy la información fluye libremente, y usted no puede evitarlo. Es como la arena en el bañador: un poco molesta y casi imposible de eliminar”
. Es mejor que los escépticos superen sus fobias por la tecnología o la arena se les quedará en el traje de baño para siempre.
Más adelante, en el texto de Nicholas Carr, se empieza a discutir acerca del cerebro humano, la complejidad del mismo y su constante evolución. La maquina cerebral es tan fascinante que ninguna computadora podría comparársele jamás (o quién sabe verdad). El ser humano es el creador de los avances tecnológicos, es él responsable de los ordenadores Mac o PC, todo esto gracias al cerebro. La plasticidad del cerebro humano no se le compara ni con el mejor software o hardware diseñado: “A medida que las ciencias del cerebro continúan avanzando, la evidencia de su plasticidad se fortalece... también revelan algo más: la plasticidad del cerebro no se limita a su corteza somatosensorial, el área que gobierna nuestro sentido del tacto. Es universal. Prácticamente todos nuestros circuitos neuronales, ya se ocupen de sentir, ver, oír, moverse, pensar, prender, percibir o recordar, están sometidos a cambios. La sabiduría se ha superado”
.
No es de extrañarse que a tan acelerados cambios tecnológicos, la plasticidad de nuestros cerebros hayan provocado cambios en nuestras habilidades. Por eso Nicholas Carr, cita muchos ejemplos de la plasticidad del cerebro a lo largo de su texto. Muchos de esos ejemplos atañan a personas cercanas a él, desde académicos como personas regulares. Muchos de ellos, sobre todo los académicos afirman que les cuesta mucho concentrarse en un texto largo e inclusive, algunos de ellos han dejado de leer libros para siempre.
Sus mentes prefieren leer todo lo que necesitan en hipervínculos y páginas web, donde la información se encuentra más rápido y desde la comodidad de su casa u oficina: “Éste online o no, mi mente espera ahora absorber información de la manera en la que la distribuye la Web: en un flujo veloz de partículas. En el pasado fui un buzo en un mar de palabras. Ahora me deslizo por la superficie como un tipo sobre una moto acuática”
. La velocidad forma parte de las ventajas que nos ofrece la tecnología de la información, a diferencia de las bibliotecas físicas.
No hace mucho tiempo, observé un par de comerciales de una compañía de servicio de cable, la cual está ofreciendo internet de alta velocidad (banda ancha). En los anuncios se observan a estudiantes de secundaria que realizan sus tareas mediante una búsqueda en la Web; a continuación googlean el tema de sus deberes e inmediatamente imprimen lo primero que encuentran: grave error.
Es preocupante observar la concepción que tiene la compañía acerca de cómo deben buscar los estudiantes en internet. Ojo, no estoy diciendo que sea malo utilizar los buscadores web para realizar labores académicas; lo malo radica en no enseñarles a los estudiantes desde la etapa primaria y secundaria que internet es tan sólo una herramienta de apoyo para sus trabajos. El modelo pedagógico debería enfocarse en utilizar internet de manera responsable, es decir exigir a los estudiantes que verifiquen las fuentes de la información que utilizan.
Consciente de la plasticidad del cerebro humano, no me imagino la penetración que han alanzado dichos comerciales en las mentes de todos los estudiantes que los han visto. Espero que sus tutores y maestros corrijan dicha conducta. Y a los responsables de la producción de los anuncios publicitarios, recomendarles que lean “Invitación a la ética” de Fernando Savater.
Fuentes bibliográficas:
1. Carr, Nicholas , “Superficiales o qué esta luciendo internet en nuestras mentes”, Edit. Taurus, pág. 14.
2. Carr, Nicholas, op. cit., pág. 15.
3. Carr, Nicholas, op. cit., pág. 16.
4. Nordstrom, A. Kjell, Ridderstrale, Jonas, “Funky Business Forever: Cómo disfrutar con el capitalismo”, pág. 38.
5. Carr, Nicholas, op. cit., pág. 40.
6. Carr, Nicholas, op. cit., pág. 19.
buena!
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